Sigo leyendo otro libro de Anne Holt, me ha enganchado la
retórica de esta autora, a la que definen los críticos como la maestra de la
novela negra escandinava.
Esta entrega tiene la particularidad de mostrarnos al
asesino desde un principio, la asesina, nos la describe perfectamente, nos
muestra su lado más oscuro, más psicótico, es el personaje atormentado de la
definición de la novela negra, aplicado al criminal en vez de al personaje
resolutor del crimen.
La pareja Vik y Stubø, que ahora están casados y son padres
de una niña, se muestran más borrosos, como acallados por el hecho de que se
ven implicados en una serie de asesinatos de la que temen vayan a formar parte.
Ese miedo, sobre todo el miedo de Inger Johanne, mezclados con el agotamiento y
la falta de fuerza física y mental, hace
que no se defina claramente la línea de investigación, Inger está tan abrumada
por su historia pasada en el FBI que no vislumbra la verdad , el verdadero profile del autor de los hechos.
Cobra también más importancia en este volumen el personaje
secundario de Sigmund Berli, compañero de trabajo de Yngvar Stubø .
La sinopsis de este libro nos imbuye en la situación de caos
que provoca la muerte de tres personajes públicos de Noruega, con unos métodos
inusuales y mensajes personalizados hacia la victima, un tanto macabros.
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